Monday, December 02, 2013

Laura

Desenpolvando msn's viejos, me encontré esta conversación por ahí del 2005.

C-Toda Laura necesita un Petrarca.
V-Al contrario, Petrarca necesitó a Laura para inspirarse, para formarse su identidad autorial. Laura, fue, o no fue; pero es independiente de Petrarca. Petrarca nunca fue independiente de Laura, por lo menos no después de haberla visto.
C-¿La existencia de las musas depende de los sujetos que las piensan, que las usan?
V-No, su existencia es independiente de que las usen o no. Los sujetos sin embargo, son incapaces de escribir sin las musas. Todo Petrarca necesita su Laura, así como Herodoto necesitó a Clio.
C-¿Sabías que se especula que Laura era 'de Sade'?
V-¿Y eso como viene al caso?
C-¿Querías que mencionara al Paciente Inglés, que no era Inglés?
V-Es un contraste interesante, una musa en contraste con la carnalidad, pero ¿qué propósito?
C-No es mejor tenerlo y perderlo, que jamás haberlo logrado.
V-Tal vez, pero...
C-Bueno, entonces tú eres Petrarca y yo soy tu Laura.
V-¿Cómo?
C-Sí, yo existo, pero quiero que tú me necesites. Quiero existir a través de tu pluma y quiero inspirar tu imaginación. Tú produce, yo te inspiro, a lo lejos.
V-Christian, ¿Qué estás diciendo?
C-Me voy a casar y quiero seguir inspirando poesia. Después de todos estos años de intercambiar cartas, quiero que produzcas a través de mi.

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En un café, un día se me acercó y me dijo: "toda Laura necesita un Petrarca, llevo un rato observandote, ¡qué buen libro lees!". Lo recuerdo clarisimo, un chico esbelto, alto, sin un sólo cabello fuera de lugar, luciendo una gabardina larga negra con botones rojos, camisa blanca y un cravat. Supongo que los dos parecíamos salidos de una novela del siglo XVIII, yo con mi vestido negro largo, cabello en un chongo y un velo de encaje negro, mi abanico negro olvidado al lado de la taza de café. Lo único que desafinaba nuestros atuendos eran las botas industriales. Después de soltarle unas palabras ácridas y sarcásticas, qué me contestó con sorprendente elocuencia, accedí a que se sentara en mi mesa.

Yo estaba en la prepa y él en la univesidad. Estudiaba letras. ¿Qué más puedo decir? Escribía cartas hermosas, me cautivaba con su prosa y su verso. Yo quería ser ingeniera. Unos meses después de entrar al tecnológico me lo topé en el campus, él también estudiaba ingeniería. Cartas, más cartas, encuentros cuando teníamos un par de minutos libres. Él pasaba la mañana en Letras y la tarde en el Tec, yo pasaba la mañana en el Tec y la tarde en Historia. Nos veíamos cuando podíamos, pero las cartas nunca faltaban. Prácticas de escritura las llamábamos; hoy con lenguaje arcaico, mañana tecnicismos matemáticos, luego una métrica definida -los endecasilabos eran sus favoritos-, después un cuento corto,  poemas con la mayor rigidez formal, después una epistola, un verso libre. Los Alejandrinos, ¡escribía los más hermosos Alejandrinos!

Me enseñó la belleza en el verso de Dario, que la correspondencia a mano es un placer sublime, que beber con música únicamente puede ser superado cuando esa música es recitar poesía. Escribíamos, bebíamos, leíamos, recitábamos. Caminábamos debatiendo sobre arcaísmos lingüísticos, la evolución del idioma y la travestía de la edad informática. Nos cortejábamos con palabras, letras, metáforas. Creo que me amaba, como sólo se pueden amar las palabras en una hoja, como sólo se puede amar a un personaje, a una composición condenada desde su concepción a repetir eternamente la misma... la única historia. Curioso que la identidad de la musa no se vea afectada por el sujeto que la usa como inspiración, sin embargo este sujeto es estéril sin ella. ¿Quién tiene agencia? Acosta de Samper dice que "no es la naturaleza la que hace bella a la mujer, sino nuestro [hombres] amor"(16). ¿Es el amor de la musa hacia el autor, el que embellece su obra, o es el amor del autor por la musa? ¿Ser inspiración o acción? La musa es inspiración mientras que el autor es acción, sin embargo el autor requiere de la musa para escribir. ¿Qué es peor, un amor jamás consumado? ¿O un amor consumado con un final trágico? ¿Ser Laura o Hanna? ¿Ser escritor o personaje?

Esta noche mi musa ha desaparecido. Años han pasado desde que se inmiscuyó por última vez en mi ventana, sin invitación, golpeando siempre con nostalgia y melancolía. ¿Dónde quedaron esas promesas del acoso eterno? ¿De jamás dejarme escribir en paz? ¿De siempre atormentarme? ¿Dónde quedo esa Laura que se ha ido desintegrando con los años? Es innecesario decir que esta fue una de las últimas conversaciones que tuvimos. A esas alturas ya sabía que me llamaba Laura. A estas alturas el motivo de Laura y Petrarca era un viejo cliché. A estas alturas Laura y Petrarca eran viejos amigos, con más de 300 cartas intercambiadas. Tal vez sólo era hora de matar a Laura.

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