Pistols
La fiesta comenzaba
a las 12, planeaba llegar a las 9 para que le diera tiempo de hacer las pruebas
de sonido necesarias. Ofe celebraba su
cumpleaños y a pesar de tener poco de conocerse se habían hecho amigas casi
inmediatamente. Ambas anarco feministas
que seguían prefiriendo la música setentera a la actual. Hoy el repertorio sería particularmente purista, punk setentero en su mayoría británico. Estaba emocionada, pero también un tanto ansiosa,
sería la primera vez que estuviera a cargo de la música para una fiesta tan
grande en una ciudad donde no conocía a casi nadie.
***
Ella lo vio en cuanto entró. Desencajaba terriblemente. Llevaba unos jeans rotos de fábrica y una
camisa blanca; todo demasiado nuevo, como si este atuendo fuera un disfraz. Su porte no le ayudaba; caminaba demasiado
erguido, demasiada confianza, su barba demasiado meticulosamente recortada, su
cabello perfectamente arreglado. Hasta
no verlo entrar no sabía si en verdad vendría y se preguntaba como lo
reconocería. Habían platicado un poco
antes y le había comentado que estaría de DJ en esa fiesta. Él había dicho que iría, pero ya sabía que eso
no era garantía de nada. ¿Por qué habrá
venido? Es evidente que no acostumbra
estos espacios. En un instante su
atención regresó a la consola y siguió con New York Dolls.
***
Despertó
con un brazo debajo de su cabeza, la mitad de su cuerpo sobre un cuerpo
masculino. Después de poder enfocar los
ojos lo miró… tardó un poco en recordar a quien pertenecía esa cara. Ah sí… él. Lentamente comenzó a recordar la
noche anterior. Risas, bebidas, bailar y
bailar, heroína, bailar más y finalmente habían terminado en esta cama. ¿Dónde
estaba esta cama? Ahora no recordaba
exactamente donde era. Recordaba que
había salido de la fiesta con el amanecer y de ahí habían caminado un
rato. Se habían detenido en un parque
para platicar. ¿Qué parque habrá sido? Ya después de eso todo era aún más
borroso. Podría estar en cualquier
lugar. Punzadas en la cabeza le recordaron los excesos de la noche anterior.
Intentando no despertarlo se salió de la cama y se colocó una bata que estaba
colgada en la puerta. Salió de la recámara y cerró la puerta. Su departamento
debía ser entonces.
Sigilosamente buscó la cocina donde rezaba por encontrar una cafetera y café. Maldito dolor de cabeza. Tardó 10 minutos en encontrar el café, llenó la cafetera y se dispuso a esperar en lo que salía el café. Por la ventana divisó carros y calles pero nada conocido. Podría estar en cualquier parte de la ciudad. Examinó el departamento. Definitivamente de soltero, pero había vivido aquí una mujer antes. Detalles que con el tiempo desaparecen, pero que aún se dilucidaban. Los cojines del sofá, los amarres de las cortinas, los cuadros en la pared. Terminó la cafetera y se sirvió una taza. Decidió quedarse en el sofá y pensar que debía hacer. Necesitaba ducharse pero podría esperar a llegar a su departamento. ¿Quién era este chico y donde estaba este departamento? Con la taza de café en la mano volvió a asomarse por la ventana. El lago estaba del lado derecho entonces debía estar en el sur de la ciudad, pero ¿qué tan sur? Ya había amanecido y la luz entraba prodigiosamente por la ventana. Una hora y media a pie a su departamento, 45 si encontraba alguna ruta que la llevara. Regresó a la recámara con dos tazas de café, sin haber decidido porqué lo iba despertar en vez de simplemente irse.
-Buenos días dormilón.
Sigilosamente buscó la cocina donde rezaba por encontrar una cafetera y café. Maldito dolor de cabeza. Tardó 10 minutos en encontrar el café, llenó la cafetera y se dispuso a esperar en lo que salía el café. Por la ventana divisó carros y calles pero nada conocido. Podría estar en cualquier parte de la ciudad. Examinó el departamento. Definitivamente de soltero, pero había vivido aquí una mujer antes. Detalles que con el tiempo desaparecen, pero que aún se dilucidaban. Los cojines del sofá, los amarres de las cortinas, los cuadros en la pared. Terminó la cafetera y se sirvió una taza. Decidió quedarse en el sofá y pensar que debía hacer. Necesitaba ducharse pero podría esperar a llegar a su departamento. ¿Quién era este chico y donde estaba este departamento? Con la taza de café en la mano volvió a asomarse por la ventana. El lago estaba del lado derecho entonces debía estar en el sur de la ciudad, pero ¿qué tan sur? Ya había amanecido y la luz entraba prodigiosamente por la ventana. Una hora y media a pie a su departamento, 45 si encontraba alguna ruta que la llevara. Regresó a la recámara con dos tazas de café, sin haber decidido porqué lo iba despertar en vez de simplemente irse.
-Buenos días dormilón.
Vió como abría
los ojos, completamente desenfocados, miró al alrededor y finalmente se posaron
sobre ella.
-Hey, hola
tú.
La misma
incertidumbre y recuento de lo acontecido la noche anterior pasó por detrás de
sus ojos. Finalmente le sonrió, cuando
le pasó el café. Se irguió sobre la cama
para poder sorber de la taza. Sus ojos
recorrieron el cuarto.
-Se te ve
muy bien esa bata, pero se vería mejor en el piso.
No pude evitarlo,
solté una carcajada y le sonreí.
-Que lindo
departamento, ¿hace cuánto se marchó? le pregunté. Vi la confusión en sus ojos,
pero no supe si era porque aún no despertaba o si le incomodaba mucho la
pregunta. Siempre he tenido un toque especial para hacer las preguntas más
incómodas en los momentos menos apropiados.
¿Por qué no le regresé el piropo en vez de indagar en su personal pasado?
-Calcularía
entre 6 meses y un año, continué. Me volvió
a mirar inquisitivamente.
-¿De qué
hablas?
-¿Tu novia,
o ex pareja? Se ve claramente que el
departamento lo decoró una mujer, pero que ya no está. ¿Tal
vez una amiga te ayudó a arreglarlo? Volteaba
y miraba todo el cuarto, como queriendo descifrar los detalles de los que hablaba. Volvió a mirar una vez más alrededor y luego
fijó sus ojos en los míos.
-Este no es
mi departamento, jamás había estado aquí antes.
Supuse que era tuyo hasta que comenzaste a interrogarme.
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